[por Marion Rivolier en París, Francia].
En París hace frío en invierno, es muy difícil dibujar al aire libre. Así que hay que buscar espacios y eventos interesantes para pintar.
El mes pasado, la Cité de l'architecture et du patrimoine organizó una noche muy divertida: unos bailarines y acróbatas danzaron en el museo, alrededor de las esculturas y elementos arquitectónicos.
Un acróbata y un titiritero representaban una escenografía en la maravillosa rotonda con pinturas murales : intenté captar los cuerpos en movimiento. Contaban una historia con una marioneta niña. Estaba llena de sensibilidad y poesía. Sus movimientos eran muy rápidos y cuando el acróbata rodaba en el círculo de acero, ¡era increíble!
En estos cuadros, se puede ver a la pequeña marioneta con su camisa deshilachada. ¡Era tan poético ! He plasmado varias poses en el mismo dibujo.
Unos días más tarde, estaba en el Centro Pompidou y descubrí un taller de la compañía de Anne Teresa de Keersmaeker: se invitaba al público a probar algunos movimientos de baile. Era muy interesante ver a esos hombres, mujeres y niños intentando sentir su cuerpo, estirar los brazos, mover las caderas, doblar las piernas. Fue como un momento congelado en este mundo frenético.
Me gusta pintar personas en acción, es como un acontecimiento deportivo con mucha concentración y tensión.