John y pasó el fin de semana decorando (bostezo), así que el lunes me di el gusto de pintar en Parque del Remolino.
Llevé un sándwich y una petaca y llegué a las 9.30, cuando todavía no había nadie más. Me llevé varios materiales para poder experimentar y ver qué me gustaba.
Al cabo de un rato, empezó a llegar gente y pude ver que me observaban desde la distancia. Unos cuantos más atrevidos se acercaron a charlar, entre ellos una pareja muy mayor, que desde su jubilación ha pintado a beneficio de Hospicio St Lukes, vendiendo impresiones digitales de su trabajo. Han recaudado alrededor de 100.000 libras en 20 años. Impresionante.
Para no impacientarme mientras esperaba a que se secara la acuarela y estropear las cosas, hice un segundo dibujo en otro cuaderno de bocetos, esta vez con lápices de colores: