La comida es una parte importante de la cultura turca, y en Estambul nunca se está lejos de un lugar sabroso donde sentarse y disfrutar de una comida. Desde mesas repletas de quesos, aceitunas y pastas para untar para desayunar, hasta una sopa o un kebab para cenar, no faltan formas de llenar la barriga... y, de paso, las oportunidades para dibujar son infinitas.
El hombre del dibujo de arriba estaba detrás del mostrador de un salón de bellezaun salón de repostería salada. Se marchó antes de que pudiera colorear el dibujo y, aunque su compañero de trabajo se llevó mi cuaderno para enseñárselo a mucha gente, no sé si llegó a verlo.
Ahora, este hombre es el camarero más dedicado y serio de toda Turquía. Trabaja en un restaurante anatolio de desayunos que suelo frecuentar, sirviendo a los clientes platos de cobre con huevos y salchichas, y asegurándose de que entiendas que el aceite de oliva es SÓLO para la ensalada, nada más. Después de casi dos años, por fin me atreví a retratarlo, para regocijo de sus compañeros camareros. Al ver su retrato, permaneció tan estoico como siempre, y siguió limpiando ferozmente una mesa.
Y por último, este hombre era simplemente un comensal en uno de mis favoritos dürüm donde los kebabs, perfectamente sazonados, se envuelven con tomates, cebollas y especias en un pan plano. El tipo apenas estaba consciente y fue un tema interesante.
Por cierto, desde mi regreso a Nepal este verano he estado utilizando varios tamaños de cuadernos Fabriano Venezia, y el papel es un sueño con acuarela y tinta. Durante un monzón pude abusar al máximo del libro con aguadas y todo aguantó. Si te gustan las acuarelas, la tinta o el lápiz, prueba estos cuadernos. Los hay de varios tamaños. ¡Yo ya tengo tres! Mi cuaderno de Nepal es un poco más grande que un A4 y, para escanear mis bocetos, tengo que juntar entre cuatro y seis escaneos de cada pliego. Esto me ha llevado desde agosto, ¡espero poder compartirlos pronto!
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