Por Cathy Gatland en Johannesburgo, Sudáfrica
Mi hija es la diseñadora de una tienda de ropa en un centro comercial cercano llamado 44 Stanley. Detrás de la elegante y despejada sala de exposición hay un hervidero de actividad en el que Mary, Wendy, Gertie y Lucky (además de algunas otras) cortan, miden, prenden con alfileres y hacen zumbar sus máquinas para dar vida a los diseños.
Me presenté con el problema de un dobladillo urgente que había que hacer y sin una máquina de coser que funcionara para hacerlo yo misma. Las costureras se encargaron rápida y eficazmente de ello... pero no sin antes tener la oportunidad de meterme entre rollos de tela y prendas colgadas y dibujarlas trabajando duro.